lunes, 18 de junio de 2012



Examen del cuello

El cuello, con su forma cilíndrico  se mantiene erguido durante la bipedestación y guía los movimientos de la cabeza merced al  fuerte sostén de la columna ósea  cervical y la masa muscular que la rodea. Es una importante estructura de pasaje para el sistema vascular arterial y venoso, los vasos y ganglios linfáticos, el tubo digestivo y la vía aérea, y aloja además a la tiroides y las paratiroides. Estas características anatómicas posibilitan que sus modificaciones patológicas se hagan accesibles a la inspección, la palpación y, a veces la auscultación.
La forma normal del cuello puede ser modificada por algunas anomalías congénitas, como el síndrome de Klippel-Feil  (cuello muy corto por ausencia de las vertebras cervicales superiores).  El tortícolis congénito (acortamiento del musculo esternocleidomastoideo) provoca una inclinación lateral característica de la cabeza. Puede ser  también adquirido, espasmódico y doloroso (inflamatorio o traumático). 

Inspección:

Está orientada a buscar cambios en:
La forma del cuello (adenopatías, bocio, lipomas, quistes o tumores). En este caso es muy importante la ubicación del aumento de volumen cervical pues nos orientará en el diagnóstico.
La piel: signos vasculares, congestión venosa, cicatrices quirúrgicas, nevos, melanoma y radiodermitis. También puede verse el orificio externo de fístulas.
Debe examinarse la posición y movilidad de la cabeza en busca de espasmos musculares.

Palpación:

La palpación se lleva a cabo desde el frente o desde atrás del paciente, lo importante es que ambos lados deben ser palpados y comparados. La cabeza debe inclinarse levemente hacia delante para relajar los tejidos blandos.
La palpación en busca de adenopatías debe ser sistemática y se recomienda seguir un orden: desde los linfonodos submentonianos hacia los submandibulares, luego a lo largo de esternocleidomastoídeo hasta el espacio supraclavicular, y desde ahí siguiendo el curso del nervio accesorio terminando en los grupos retroauricular y preauricular.

La palpación de la glándula tiroides

La palpación de la glándula tiroides se realiza desde atrás del enfermo, con los pulgares afirmados debajo de la nuca y los dedos restantes sobre la región tiroidea en la cara anterior del cuello. Es útil ubicar la posición del cartílago cricoides, ya que inmediatamente bajo él se encuentra el istmo tiroideo. En esta posición se indica al enfermo que degluta mientras se intenta delimitar los lóbulos tiroideos. La glándula asciende con los movimientos deglutorios.
Finalmente debe palparse la tráquea, evaluar su movilidad en sentido lateral y su ubicación en la línea media (descartar desplazamientos).
Encontrar un nódulo en el cuello significa muchas enfermedades y el médico debe tomar precaución y hacer una investigación profunda. 

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